Nos está avisando, si además vuelca todo su peso hacia las patas traseras es que se está preparado para atacar, está enfadado. Así que más nos vale ir con cuidado, nos acercaremos a él desde el suelo e intentaremos ponerle la mano sobre la cabeza, cuidando que no se gire para morderte.
Dejaremos la mano en su cabeza durante un rato; este gesto demuestra dominancia, le estamos diciendo que mandamos nosotros. Si acepta que pongamos nuestra mano encima de su cabeza y no se va, es que ha aceptado nuestras disculpas, aunque esté todavía un poco enfadado.